Escritor español
Poeta perteneciente a la Generación de los 80.
Obras: El bello tenebroso, El charlatán crepuscular, En el invierno romano...
Movimiento: Novísimos
Género: Narrativa, poesía, ensayo...
Luis Antonio de Villena nació el 31 de octubre de 1951 en Madrid.
Estudios
Fue alumno del Colegio del Pilar y cursó estudios de filología clásica y románica en la Universidad Complutense de Madrid.Obras
Publicó su primer libro de poemas en 1971, Sublime solarium. Siguieron El viaje a Bizancio (1970), Hymnica (1979) y Huir del invierno (1981), que obtuvo el Premio de la Crítica.Su obra lírica está reunida en Poesía 1970-1984. Posteriormente aparecieron Como a un lugar extraño (1990) y Marginados (1993).
Además, es autor de relatos como Amor pasión (1983), Chicos (1989) y En el invierno romano (1986), y de las novelas Fuera del mundo (1992), Divino (1994), El burdel de Lord Byron (1995), con el que ganó el Premio Azorín, El charlatán crepuscular (1997), centrado en Oscar Wilde, Biografía del fracaso (1997) y Madrid ha muerto (1999).
Ensayos
Destacan entre sus ensayos Dados, amor y clérigos (1978), Corsarios de guante amarillo (1983), Leonardo de Vinci (1993) y Carne y tiempo (1995), centrado en Constandinos Cavafis.Reconocimientos
Galardonado con el Premio Nacional de la Crítica en poesía (1981), el Azorín de novela (1995), el Internacional Ciudad de Melilla de poesía (1997), el Sonrisa Vertical de narrativa erótica (1999) y el premio de poesía «Generación del 27» (2004). En 2007 fue el ganador del II Premio Internacional de Poesía El Viaje del Parnaso, por su libro La prosa del mundo. Doctor honoris causa por la Universidad de Lille (Francia) desde noviembre de 2004.Radio
De octubre de 2008 a julio de 2010, presentó y dirigió en Radio 5, RNE, el programa Las aceras de enfrente. También participó en el programa de RNE El ojo crítico.
«España está políticamente muy mal, y culturalmente peor».
Luis Antonio de Villena
Vida de Filósofos Ilustres
Aprende que emanan efluvios de todas las cosas nacidas.
Que todo da luz. Que cada cosa inflama al aire de presencia.
El árbol esplende, el mar se irisa, los efluvios se cruzan.
Un cuerpo brota Ilamas, si se hace realidad desnuda
sobre Ia arena tibia. El rio incita al agua. AI júbilo.
Todas Ias cosas lanzan al aire sus redes de deseos.
Y el hombre debe enredarse en ellos. Arder. Ser humo
y combustión y brasa y cellisca en sus breves días.
Unirse a todo cuerpo. Transmutarse en amor. No dejar
huir ningún deseo. Árbol o niña, joven o tigresa.
Arder en cada amor. Y amar todo deseo. Y ser,
al final, como Empédocles, fuego, fuego solo, fuego
en Ia alta cumbre, sagrada y estéril, del Etna...